lunes, 14 de julio de 2014

Acuerdo Trasanlántico de Libre Comercio (TTIP)

1. QUÉ ES EL ACUERDO Y QUÉ ENTRAÑA LA PRETENDIDA “ARMONIZACIÓN” DE LAS REGULACIONES Y CRITERIOS.
El acuerdo TTIP, es un acuerdo entre los EEUU y la UE para profundizar en la liberalización comercial. Con este objetivo pretende no sólo eliminar los aranceles entre ambas partes, sino “armonizar” (igualar) todas las regulaciones, normas y criterios de ambos, que difieren prácticamente en todos los ámbitos.
¿Esto qué quiere decir? Si en EEUU se acepta la comida modificada genéticamente y aquí le ponemos bastante restricciones, porque tenemos nuestras reservas, ahora ¿las tenemos que aceptar? ¿Tenemos que aceptar la carne tratada hormonalmente?? O si en EEUU está normalizada la comercialización de productos químicos que están relacionados con el cáncer, la diabetes o la obesidad y que en Europa están prohibidos, ¿ahora lo tenemos que aceptar?. O significa que los estadounidenses tendrán que bajarse los sueldos de nuevo, como ya lo hicieron frente a los mejicanos con el NAFTA. O, ellos que tienen una regulación financiera más estricta que la europea, ¿tienen que desregular más? Ahora precisamente que hasta el FMI admite que la desregulación financiera provocó la crisis actual, ¿ellos tienen que desregular?
Sólo se puede llevar a cabo una mayor liberalización de una manera, y  es degradando todas las protecciones regulatorias sociales o medioambientales, es decir, equipararlas a su menor común denominador.
Esto atañe a todos los campos, como los derechos digitales. En EEUU las compañías pueden acceder libremente a los datos de los usuarios e intercambiarse esta información con otras, lo que está limitado en Europa por el derecho a la privacidad; pero si estas regulaciones cambiasen podríamos ver cómo, tanto compañías europeas como de EEUU, acceden a nuestra información.
También aborda el tema de los Derechos de Propiedad Intelectual, y pretende alargar las patentes farmacéuticas, lo que encarecería las medicinas porque sería más difícil acceder a genéricos, y habría menos competencia entre las farmacéuticas para abaratar los precios. Estos son sólo algunos de los ámbitos que abarca el TTIP.

2. CÓMO SE VENDE DE CARA AL PÚBLICO
De cara al público este acuerdo se vende como la solución a la crisis, ya que aseveran que se incrementará el PIB hasta un 1% a ambos lados del Atlántico y se crearán millones de puestos de trabajo.
Sin embargo, la Comisión Europea llevó a cabo un estudio para calcular el impacto de este acuerdo y la conclusión fue que el crecimiento en la región sería de un 0.1%. Mientras tanto, la apertura del mercado europeo al mercado estadounidense produciría una fuerte reestructuración productiva; algunos sectores, como el agrícola, simplemente no podrían competir con el americano, donde hay pocas granjas agropecuarias, pero son 13 veces más grandes que las europeas. Sería un sector donde, irremediablemente, se perderían millones de puestos de trabajo. También en otros, como la producción de carne, de fertilizantes, azúcar y el sector del metal, por ejemplo. Esto no quiere decir que no se podrían crear puestos de trabajo en otros sectores que estuvieran en auge, pero... la empleabilidad no sería automática, y se necesitaría nueva formación y destrezas y quizás disponibilidad para buscar el trabajo en otros lugares.
Para mitigar estos impactos sería necesario incorporar medidas preventivas, pero el documento que se está negociando no las incluye y la CE no hace hincapié en ello. Parece que da por hecho que los mismos gobiernos tienen capacidad por si mismos para mitigar estos impactos negativos.
Por otro lado, si “armonizamos” los derechos laborales a ambos lados del Atlántico, podrían deteriorarse todavía más en Europa, ya que EEUU no ha ratificado algunos de los convenios de la Organización Internacional del Trabajo, como el derecho de los trabajadores a organizarse o los convenios colectivos. Estados Unidos tiene más bien una “ley antisindical”, mal llamada “Derecho al trabajo”, pero que restringe la libertad de asociación de los trabajadores.
Las reestructuración industrial provocaría la pérdida de millones de puestos de trabajo, pero además, y si se cambia la legislación laboral, los trabajadores europeos no tendrían derecho a autoorganizarse ante el desempleo y las medidas de austeridad.
Tenemos un ejemplo con El Acuerdo de Libre Comercio entre EEUU, México y Canadá. Se prometió la creación de 20 millones de puestos de trabajo sólo en EEUU, y lo que pasó es que perdieron casi 1 millón.  Además de que tanto EEUU como México vieron como se precarizaban mucho más sus condiciones de trabajo y sueldos. En EEUU se vieron obligados a bajarse el sueldo o a irse a la calle, y en México, donde se asentaron las corporaciones estadounidenses, los trabajadores perdieron sus trabajos tradicionales para ser empleados en estas fábricas en condiciones de semiesclavitud. En EEUU significó el estancamiento de los sueldos desde los años 70.
Esto es lo que ocurre cuando hay una mayor liberalización comercial y desregulación sin adoptar además otras medidas para dar la misma prioridad al desarrollo social y laboral que se da a la protección de los intereses de inversores y financieras.

3. FOCOS DE INTERÉS
Los focos de interés de este acuerdo:
1. La desregulación. Los aranceles ya son suficientemente bajos, lo que quieren es eliminar cualquier otro tipo de barrera, aunque esto signifique degradar todas las protecciones sociales, laborales, medioambientales, que tenemos, porque con ella incrementan sus ganancias
2. La creación de procesos paralelos para inversores corporativos que se sitúan fuera del alcance de estructuras de vigilancia democráticas.
Hay 3 estrategias para esto:
1. La “armonización” de todas las regulaciones.
2. Mediante el aseguramiento de que las leyes futuras están sujetas a discusión y contribución a través de un consejo de cooperación regulatorio transatlántico.
La UE quiere crear un instrumento nuevo para favorecer las charlas sobre las regulaciones entre la UE y EEUU, creando una herramienta fuera del control democrático que serviría para armonizar las regulaciones de ambos dejando fuera a los parlamentos y la población civil.
3. Mediante la creación de un mecanismo de Acuerdo de Resolución Conflictos entre Inversor y Estado para solucionar las quejas de los inversores (corporaciones/bancos) cada vez que los gobiernos promulguen acciones y leyes en un país que protejan a los consumidores, pacientes o medioambiente y que contravengan los posibles beneficios que dejarían de percibir las multinacionales.
Es el caso por ejemplo de la compañía sueca de Energía Vattenfall que demandó al gobierno alemán por querer desmantelar dos de sus plantas nucleares en fases tras el accidente de Fukushima. El tribunal de arbitraje decretó que se el gobierno debía pagar a Vattenfall 37.000 millones de euros en compensación.
No olvidemos además que originariamente, este era un mecanismo que se introducía en acuerdos comerciales y de inversión con países que no tenían un sistema legal fuerte, que eran dictaduras o donde el Estado no era fiable. Era una forma de garantizar que no hubiese actos de abuso por parte del estado, como expropiación o nacionalización. En los últimos 10 años, sin embargo, estas demandas a Estados se están incrementando (514 en 2013) y el 36% se hicieron a países desarrollados con sistemas legales fuertes donde se protege la propiedad privada y no es necesario ninguna instancia externa para resolver este tipo de conflictos.
No olvidemos que además, en estos tribunales de arbitraje se está dando a tres abogados privados más autoridad que a los gobiernos, debilitando su soberanía para decidir qué es más conveniente para sus ciudadanos y su país, y también la independencia judicial, pues se sitúan por encima de lo que pueda decidir cualquier tribunal. En Europa, hay una serie de instancias judiciales que supervisan que se cumple la ley, siendo el Tribunal de Justicia Europeo la última instancia. Pues bien, si se introduce este mecanismo de resolución de conflictos en el TTIP, los tribunales de arbitraje en territorio extranjero estarían por encima de cualquier ley europea.
Con esto, lo que queremos decir, es que tras el TTIP no sólo subyace un acuerdo comercial y de inversión, sino un proyecto político transatlántico promovido por las élites políticas y corporativas, para reducir los derechos de los ciudadanos y revertir todos los logros que han conseguido los pueblos, para beneficiar simplemente los derechos e intereses de las corporaciones, que además, pretenden imponer un único modelo productivo en todo el mundo, y desbancar a los países emergentes como Brasil, China, Sudáfrica o India para mantener y consolidar su liderazgo en el mundo.

Descargar documento para imprimir. Aquí.

Ver Blog: "No al TTIP" http://noalttip.blogspot.com.es/ 
Noticias
https://drive.google.com/folderview?id=0BzneaT5ZEghlSEt0RDJBejlLOUk&usp=drive_we Documentos. Particularmente recomendable es el de John Hillary (TTIP_ES, que se encuentra en la carpeta “artículos descriptivos”)

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